Jíbaro Soy y Feliz

Coquí Andariego bajo el árbol de mango

Estoy en una loma bajo un árbol de mangó, mientras me tomo un descansito, miro el valle que esta alrededor. Que hermosa es mi tierra y que rica se siente la brisa que toca mis mejillas. Cerca de mi hay una hilera de flores silvestres, que parece que me sonríen cuando el viento las mueve. A lo lejos, se divisa el cerca’o con las vacas de Don Eusebio, mientras los becerritos corren como locos, dando brincos y lanzando patadas al aire. El aire limpio que aquí se respira y el aroma de las flores, no tienen comparación. Aquí el tiempo pasa más despacio, sin prisa por llegar al próximo día.

Qué hermoso esta el sembra’o de Don Eusebio. Tiene frutos menores como calabazas, malangas y yautías. Que ricas son estas viandas con un bacalao por el la’o. Que pena que todavía no es la hora del almuerzo. Que majestuoso se ve el cafetal al otro lado de la finca, y el platanal que veo, me da deseos de comer mofongo con caldo de pollo. Pero, todavía no es hora del almuerzo…

Desde aquí escucho a la distancia, las cabras de Don Jaime, quien también tiene caballos, relinchando y galopando, como si estuviesen compitiendo entre ellos. Puedo ver a Doña Adela, llamando a las gallinas, “pi pi pi pi pi”, para darles maíz. Y al mismo tiempo Don Rafín le da la comida a los puercos.

“Adiós Don Miguel, cuida’o que no se la caigan las lechugas del Jeep”, le grito a mi compadre que va en camino a la plaza del mercado.

Mira eso, pero que lindo esta el flamboyán de Don Quique. Está bien floreci’o. Esta bueno para poner una hamaca y dormir un rato después del almuerzo. Pero todavía… no es hora del almuerzo.

A la verdad que éste cafecito que preparó Doña Carmen está bien bueno. Esto sí es café cola’o de la montaña. Es del cafetal de Don Eusebio. 

Oye, tan pequeño ese pitirre y no le tiene miedo al guaraguao. Mira como le tira y el guaraguao solo le huye. Por eso dicen que “cada guaraguao tiene su pitirre”. Jejeje

¿Qué es eso que oigo? Suena como a pajaritos. Miren esto, es un nido de reinita y los pichoncitos acaban de salir de sus huevitos. Que bella es la vida. “Bienvenidos al mundo amiguitos”, les dije.

De veras que este día esta hermoso. El sol brillante como bombilla de 100 “watts” y la brisa esta mejor que el aire acondicionado de la oficina de un doctor. Y lo mejor de todo, que el sol y la brisa son gratis. Jejeje.

Déjame ponerme la pava de nuevo pa’ no quemarme por el sol y volver al trabajo. Pero antes, déjame tomarme esta agüita de río que recogí esta mañana cuando venía pa’ ca. A la verdad que esta latita de habichuelas para tomar agua me ha salido buena… pues aun no ha cogi’o moho.

Ay, casi se me olvida, que tengo ir a mudarle la vaca al compai, antes de seguir arando en la tala. Que me lo pidió esta mañana y ya son casi la hora del almuerzo. 

Definitivamente, jíbaro soy y feliz. Me voy que se me hace tarde. Nos vemos mis amigos andariegos. 
Coquí qui qui qui  

1 comment

  1. Preciosa narrativa. Me hizo transportarme a cada lugar descrito en ella, me identifiqué con cada estampa, hasta sentí la brisa fresca de la mañana,escuché cada sonido alrededor. Emocionante! GRACIAS….COQUÍ ANDARIEGO!

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