La noche que volvimos a ser gente

Por: Edgardo Javier Portalatín / Octubre 2017.

En casa había muchos libros de autores puertorriqueños. Había uno que eran muchos cuentos, y aquel cuento en particular, siempre me fascinaba sobremanera: LA NOCHE QUE VOLVIMOS A SER GENTE, de José Luis González. En este, un puertorriqueño radicado en New York narra lo que le pasó el mismo día del Gran Apagón de esa ciudad, mientras se “da las cervecitas con un pana”.

Me encanta leer cuando él dice que se sintió que “volvió a ser gente”, cuando todos se reunieron en “el rufo” (azotea), a ver el cielo estrellado sin las luces de New York interponiendose. Como lo hacía en Puerto Rico.

El 20 de septiembre de 2017 es un día que permanecerá indeleble en la historia de Puerto Rico. Justamente 2 semanas después del paso del huracán Irma por la región, el huracán María azotó directa e inmisericordemente la islita. La barrió. La devastó. Una catástrofe sin precedente alguno, aunque muchos lo comparen con Katrina en New Orleans y Sandy en New York. En Puerto Rico, NO HAY CON QUÉ COMPARARLO.

Las imágenes que han corrido el mundo son sencillamente desgarradoras. Hay personas que lo perdieron, LITERALMENTE, todo. Hay pueblos a los que todavía, una semana después, no se ha tenido acceso. No se sabe cuán mal realmente estan. Lo que la gente fuera de Puerto Rico está viendo es un país sufriendo una gran tragedia y, lo peor, es que es todo real…PERO NO ES LO ÚNICO.

No todo se ve SOLAMENTE así, y he decidido mostrar otra realidad que está sucediendo justo ahora, en el momento en que usted lee estas letras. Todavía los vientos y lluvia de María andaban por la zona cuando, esa misma tarde, COMENZAMOS A “VOLVER A SER GENTE”. Les contaré lo que ví para que lo compartan y así otros también puedan “verlo”:

Y, que quede claro: lo que voy a decir es una REALIDAD, y no ese “optimismo” que, aunque ustedes no lo crean, hay muchos a quienes les molesta.

TODOS los vecinos bajamos a ayudar. Olvídate si nuestra casa o carro se destruyó o no. Fuimos a cada árbol caído a cortar, limpiar, levantar y remover. Veía a Christian, ese negrito de 5 años a quien todos quieren por su personalidad tan vivaracha, con un rastrillo el doble de grande que él, barriendo hojas, mientras Nany, la pequeñita de casa, llenaba las bolsas de basura. Todos ayudando a todos, para moverse a ayudar al próximo y al próximo y al próximo… Todos con una voluntad férrea. Sin intención de renuncia.

A los que están fuera, déjenme decirles algo de los puertorriqueños: nosotros no nos quedamos pasmados. Cuando salí por primera vez, me paré en medio de la calle con el agua a la cintura y miré pa’l monte y al verlo tan destruído, puse mis manos en mi cabeza y lloré. No había manera de precisar qué era lágrima y qué era agua, pues la lluvia era torrencial, pero no duró mucho. Un par de segundos de catarsis fueron suficientes. De ahí pasé a trabajar para levantarme, y así estamos todos, Y NO VAMOS A DETENERNOS. Pa’ tumbar a Puerto Rico hay que borrarnos del mapa y si buscan en una imagen satelital actual, TODAVÍA ESTAMOS AQUÍ.

Si te tiras a la calle verás policías dirigiendo el tránsito. Un ciudadano estacionó su carro al ver a un policía en una luz complicada y le dijo: “¡Tú me dices que hacer y te ayudo! ¡Vamo’ a poner a correr esto como es!” Y así, el oficial le daba instrucciones y él las seguía y pronto todo estaba resuelto. Ves a funcionarios de las distintas agencias (Energía Eléctrica, Acueductos, Policía, soldados, etc) trabajando con una disposición impresionante. Es algo que no crees a menos que lo veas. Tengo un vecino que es policía y tiene turnos de 12 horas. Lo ví llegar cansado, a eso de las 7pm, con paso lento y moviendo sus articulaciones para quitar el entumecimiento. Cuando llegó a su casa, su esposa estaba ocupada con la muchachería de aquí, que jugaban en la sala de la casa, juegos de mesa y otros juegos como “STOP”. El hombre no permitió que despacharan a los niños para descansar. En cambio se sentó a jugar también. Esa es la actitud que permea aquí. A veces Yesy, bromeando,me dice “vámonos a hacer alguna otra fila. Me hace falta ese contacto con la gente.” ESA es nuestra “NUEVA NORMALIDAD”.

En las filas para buscar hielo o entrar a tiendas, todos hablan con todos y terminamos riéndonos y haciendo chistes. Usando la silla del otro y compartiendonos la sombra que nos da cualquier sombrilla o alero o, como cuando estuvimos esperando pa’l hielo, que había un puertorriqueño como de 6 pies 5 pulgadas y como 450 lbs y un hermano dominicano, que no pasaba de 5 pies, 5 pulgadas de estatura, no se le movía de al lado, aprovechando su sombra. ¡¡Que mucho nos reímos!! El hombre le decía “Dominiqui, ¡¡¡te voy a tener que deducir en las planillas!!!” ¡8 horas de fila y siempre con buena actitud!

Somos bendecidos porque somos un pueblo RESILIENTE. Un pueblo que ríe y canta aún sabiendo que lo que viene es “duro y peor”. Somos bendecidos porque somos un pueblo que METE MANO…QUE NO SE QUITA…QUE LUCHAMOS AQUÍ Y TAMBIÉN DESDE LA DIÁSPORA.

Somos bendecidos porque somos imparables. Porque no nos “congelamos” ante la adversidad. Mi abuelo decía que “NO SE AHOGA EL QUE CAE AL AGUA, SINO EL QUE PARA DE PATALEAR” Y PUERTO RICO SIGUE Y SEGUIRÁ PATALEANDO HASTA QUE SALGA DEL CHARCO. Así somos y me siento bendecido, agradecido y orgulloso por ello.

 A todos los que quieran aportar y ayudar, les agradeceremos eternamente. Necesitamos de cada recurso que podamos obtener. ¡¡PERO QUE NO SEA POR LASTIMA!! Puerto Rico ESTÁ VIVO. Y aunque las imágenes que recorren el mundo muestran un Puerto Rico derrotado, ESTAMOS MUY LEJOS DE ESTARLO. Únete, apoya y ayuda, pero no como alguien que tiene pena sino como quien quiere formar parte de un resurgir histórico. Una gran remontada de la cual se hablará por siempre porque NOS VAMOS A LEVANTAR Y SEREMOS AÚN MEJORES. 

Yesy Castro y yo salimos 2 días después a darle una vueltita a Sussie, la perrita de la casa, y pasamos frente a unos vecinos que no conocíamos. Se habían juntado 3 para hacer un BBQ improvisado pues Geisha (la maestra de teatro que vive en el 3er piso) había comprado uno que era una mini bandeja de aluminio con huequitos y carbón adentro y allí hicieron pollo y hot dogs que repartían al que pasara. Así nos conocimos y planificamos para volver a hacerlo el próximo día. 

 El próximo día, buscamos un BBQ improvisado con bandeja de aluminio PERO MUCHO MÁS GRANDE. Allí llegó más gente aún. Pollo, hamburgers, hot dogs, chuletas ¡y hasta pan con ajo! De más está decirte que empezaron a sacar los “refrigerios”. Que si el “fireball” que si el Brugal, que si la sangría “inventá”, que si el Amaretto, el Felipe II, la mamajuana, el aguardiente y no podía faltar: “el añejao’ con coco o alguna otra fruta”. Allí, en una noche con solo algunas luces improvisadas y una conga que nuestro vecino, Marcano, tocaba con precisión, estábamos Yesy, Brenda, Elizabeth, Geisha, Mayda, Joe, Omar, Gabi y muchos otros, entre vecinos y muchachería, cantando desde bomba y plena hasta “Despacito”, con coros incluso, desde los balcones de los 2dos y 3ros pisos. Se podía ver el cielo y sus estrellas claramente…”como cocuyos que brillan”. Esa noche, como en aquel cuento que me encanta, VOLVIMOS A SER GENTE…Y SEGUIMOS SIÉNDOLO.

Cada día. Cada noche.  Cada vez más fuertes. Cada día con más ganas. Porque soy parte de un  pueblo grandioso. Que hoy se levanta y se repone. Porque, lee bien, mi  pana: LA VIDA NOS VOLVIÓ A GOLPEAR DURO Y ESTA VEZ MÁS DURO  QUE NUNCA ANTES. NOS TIRÓ A LA LONA. PERO NOS LEVANTAMOS. Y NO CON LA SOLA INTENCIÓN DE SEGUIR. AQUÍ LA MENTALIDAD ES  LEVANTARNOS PA’ TRIUNFAR. Que no se te ocurra subestimarnos.  ESTA es la VERDADERA CRÍA BORICUA.  

NOS VAMOS A REPONER Y SEREMOS AÚN MEJORES.