El Gigante Dormido

Se cuenta que en un tiempo muy remoto existió un enorme gigante, cuya cabeza se asomaba fácilmente sobre las más elevadas cumbres y cuyos brazos se extendían a lo largo de todo el valle. Grandes habían sido los esfuerzos de las tribus indias vecinas para desalojar de su posesión al enorme gigante y apoderarse de las tierras fértiles. Un día, un brujo que se encontraba haciendo sus conjuros, vio sobre el cristal de la fuente donde aparecían las visiones que evocaba la forma del gigante completamente dormido. Este consultó sus señales y pudo llegar al convencimiento de que el enorme gigante podía morir si se lanzaba una flecha envenenada en el ojo del gigante. El brujo de inmediato corrió hasta la cúspide del cerro más cercano y desde allí disparó su flecha con puntería certera en la dirección precisa. El gigante tuvo una convulsión, se levantó dando un puñetazo con el que hizo un hueco en la falda del monte por donde se precipitó enseguida un torrente de agua fresca y espumosa. Luego dio un alarido y se dejó caer en la misma posición en que estaba antes para no levantarse jamás. Nadie vio mover el cuerpo del enorme gigante por temor a que despertase de lo que ellos creían encantamiento. A través de los siglos el enorme cuerpo del gigante se petrificó formando lo que ahorra se conoce como “La Montaña del Gigante”.